viernes, 31 de diciembre de 2010

EL CERRO DE SAN PEDRO ó de la p... vaca

Esta última semana del año he estado de vacaciones (de vacas, como dice la juventud...) y he aprovechado para pegarme un par de buenos paseos por esta zona en la que vivo, que desde que vine aquí hace cuatro años aún no había ascendido al CERRO DE SAN PEDRO, ese monte gneístico que se eleva a 1425 mts de altitud en la “presierra” madrileña. La mañana del 28 de Diciembre del año 2010 del señor, dejé el coche en Guadalix de la Sierra (a 15 min. de mi casa) y comencé a andar acompañado de Uyzar (nuestra cánida en la familia), bien pertrechado con botas de montaña y mallas de culo a lo “leroy johnson”, gorro, guantes, y demás “apechusques”, a las 09:00 de la mañana y con una suave brisa suroeste bajo un cielo prometedoramente descubierto e invernal. A media subida, habiendo transcurrido por una vía pecuaria de la CAM, serpenteando entre fincas de ganado (algunas de ellas con carteles de aviso sobre "ganado bravo") y cuando llevaba ya más de una hora andando, me encontré con una puerta de metal de esas que a veces te encuentras por los caminos de España... y yo, claro... la salté... siempre, eso sí, con motivo de subir al cerro y por supuesto en ningún momento con malas intenciones para con quien haya puesto esos puñeteros vallados que limitan considerablemente los periplos de aquéllos que disfrutamos de un paseíto por el campo. Observé tras un buen trecho, decepcionado, que el camino que había yo seguido moría en una enorme granja, y en la última curva me encontré de sopetón con una pedazo de manada de vacas de raza española... de esas marroncitas y hermosas, y le dije a la perra: -vámonos, Uyzar, no vayan estas vaquitas a sentirse importunadas con nuestra inocente presencia.

Mientras cavilaba yo acerca de por dónde continuar el ascenso, veo a las vacas que se nos quedan mirando, masticando y como diciendo: -ahí va.. ¿y éstos, qué coño hacen aquí?... en fin, cualquiera que suela ir por el campo habrá visto esa "miradita" miles de veces.

Cuando me doy la vuelta, me doy cuenta de que una de las vacas... un hermoso ejemplar de más de media tonelada... vamos.. la más “tocha” del puto rebaño... se pone a caminar relajadamente hacia nosotros... y yo, como en los dibujos de la pantera rosa... me pongo a caminar mirando de hito en hito... buscando a la vez algún lugar seguro en mitad de la ladera del maldito cerro... con menos árboles por allí que en un puto campo “fúrgol”... y observo desamparado que la jodida res empieza a apretar el ritmo sin quitarme ojo... ya me pongo nervioso, claro... empiezo a caminar más rápido... y la hija de mala madre se pone a trotar, haciendo ese ruido que tal masa de carne y huesos produce en el suelo con sus implacables cascos, y moviendo la puta cornamenta de arriba a abajo como si estuviese calentando... -sus muertos... “mecaguenlahostiaputa”- pensé yo- aquí toca correr como un loco- y eché a volar fuera del camino por entre los matojos, desesperado... oyendo acercarse a esa hija de puta... se me pusieron de corbata... y me pasó lo de las películas: TROPECÉ con un matojo y menos mal que no me fui al suelo de milagro, trastabillando y recorriendo algunos metros a cuatro patas con el corazón que se me escapaba... ya no volví la cabeza y me fui derecho al árbol más cercano, que estaba a unos 50 metros... pero que se me hicieron como el estrecho de gibraltar nadando a perrito... “MECAGONMICALAVERA”, yo creo que en mi vida he corrido tan deprisa... llegué al árbol, que era un poco bajo y de esos de dos troncos que más parece un matorral gigante. Con mochila y todo conseguí encaramarme a un par de metros de altura en mitad del arbolillo, para lo cual me ví obligado a forcejear con las miles de millones de ramas, ramitas, rameras y palitos y nudos y su puta madre, que de repente parecía eso un zarzal puesto ahí a mala leche... joder... menudas heridas tengo en manos y rodillas, y la malla esa de corredor de decathlon que usaba yo... menos mal que me costó cuatro perras... está echa un cristo.

Es fácil imaginarse la estampa: allí “acoplao” en el árbol... como un búho agarrado entre las ramas y diciéndole a mi perra que tuviese cuidado con la puñetera vaca... la muy cabrona se vino hasta el puto árbol mugiendo como un demonio en celo... ¡puaj!, qué alientazo... y qué valiente Uyzar, que se puso a ladrar con su tono grave a la vaca y se encaró con ella... ¡buf!... la vaca se quedó quieta mirando al cánido... increíble, 600 kgs contra 12 kgs, frente a frente... desde luego... los podencos son lo mejor que la naturaleza ha creao en estas latitudes mediterráneas... ¿eh?... qué valiente... cómo me defendió... pobrecilla... eso sí, menos mal que la vaca no le embistió a ella... seguramente consciente de que la perra tiene ochenta veces más agilidad y rapidez... pero lo que es yo...gracias a que subí al arbolillo... porque si me llega a pillar... con eso cuernazos... y en la soledad de esos parajes ibéricos (queridos amigos... asistimos al parto del lirón careto...) me hubiera destrozao... la muy pérfida... estuvo mugiendo en dirección a las otras vacas como diciendo: -venid acá pacá que vamos a tirar el árbol éste abajo y le vamos a poner al intruso éste los pies en el flequillo. -¡Joder! hijaputa, estuvo diez minutos ahí merodeándome alrededor de tan socorrido burladero "natural"... hasta que, por fin... cuando la perdí de vista me bajé del salvavidas (larga sea la suya "diosmediantre", bendito arbolillo, le voy a poner unas velas blancas) y echando leches... tiré monte arriba ya fuera del camino. Me tocó hacer una subidita monte a través hasta casi la cima del condenado Cerro de San Pedro. A las 13:10, que conseguí hacer cima... pero mereció la pena... qué vistas... qué maravilla... desde allí se ve toda la sierra y alrededores, Madrid-ciudad incluido...

Mecagonlaputa madre que parió a la res... he decidido yo que, a partir de ahora, llamaré a ese monte de otra manera: El Cerro la Puta Vaca.


Y finalmente, como curiosidad, he de apuntar que hoy, tres días después, el ultimo del año y a punto de salir hacia Pinto para pasar una entrañable velada familiar, acabo de caer en la cuenta de que el percance de la vaca ocurrió el dia de los inocentes, el 28 de Diciembre... y recuerdo perfectamente que, el mismo dia hace nueve largos años, allá por 2001, tuve otro curioso y más denso altercado con otro ejemplar taurino, aunque aquélla vez era macho, negro y grande como un camión... pero eso es otra historia...



1 comentario:

  1. Eres un crack, me he descojonado con tus peripecias, y pensar que tenemos un primo torero, -seguro que yo me hubiese quedado petrificado-.
    La verdad es que los caminos por el campo son vallados y el que no es coto, es explotación ganadera o agrícola. Como se salga uno de la via verde aunque sea para coger unos espárragos, ajoporros, níscalos o lo que sea, te puedes encontrar con algún resoplido en el cogote de cualquier bestia parda.

    Feliz 2011 calavera.

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