Los psicópatas, sean policías o militares, estén en oficinas políticas o corporativas, sean tus vecinos o participen en tu vida, lo que se llevan de nosotros es nuestro dinero, nuestra vida... nuestra salud lo consideran su prioridad, su derecho innato, y si alguna vez son atrapados y acorralados, siempre dirán que es culpa de un tercero.
En política, los peones son el pueblo, el tablero de ajedrez es el escenario mundial. Se invaden países estratégicos por la amenaza que representan. Esta amenaza es, por supuesto, creada por los psicópatas a cargo, utilizando los vastos recursos de los servicios de inteligencia. Las amenazas terroristas se fabrican. Se cometen atrocidades y luego se atribuyen a grupos terroristas imaginarios.
Los psicópatas han estado manejando el espectáculo durante mucho tiempo, y lo han estado haciendo porque no hemos sabido donde buscar. Comunistas, terroristas, Nazis, anarquistas... Todas pistas falsas.
El verdadero enemigo se esconde a simple vista.
La característica principal de una patocracia es que los psicópatas influyen en la agenda económica, militar, política y cultural de un país. Como los camaleones, se camuflan con lo que los rodea. Dentro de esos parámetros desarrollan dramas, creando una nueva realidad según sus deseos. Y esta realidad es una de engaño, terror, despiadada expansión y completa crueldad.
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